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Foto del escritorFIFRA Informa

Análisis del mercado ganadero


Oferta ganadera y tipo de cambio son las dos variables a seguir durante el 2018, así lo considera el analista Ignacio Iriarte quien comenta la evolución de los precios ganaderos y las perspectivas del negocio para este año.

Durante el año 2016 los precios del novillito en Liniers (350-390 kg) cayeron ininterrumpidamente a moneda constante entre mayo ($43,45 de hoy) y enero del año 2017, cuando lograron un piso de $35,60 (-18%).

A partir de ese momento, los precios reales se recuperaron hasta lograr un pico de $39 por kilo, a plata de hoy. Durante el 2017, pese a que la oferta ganadera fue un 8% más alta, los valores reales bajaron, pero menos que el año anterior: de $39 en abril, a $34,32 en diciembre (-12%).

A partir de fines de enero, y de acuerdo a la estacionalidad de la oferta, los valores del ganado probablemente tenderán a recuperarse, en el rango de aumentos que se dieron en el otoño del 2017: 10-13%.

En el corto plazo, las variables más importantes a seguir, por un lado serán la esperada reducción de la oferta de los feedlots, que se da todos los años en el primer trimestre del año, y por el otro, la evolución de la seca, que podría forzar ventas adelantadas.

Durante el año 2017, el incremento en el empleo privado, la recuperación de los salarios reales y el ajuste del tipo de cambio neto para la carne casi a la par de la inflación, permitieron desde la demanda absorber una oferta adicional de unas 190 mil toneladas, pero no alcanzó como para mejorar el precio de la hacienda en términos reales.

La mejora en el tipo de cambio registrada en los últimos dos años, fundamentalmente a partir de la quita de retenciones y el otorgamiento de reintegros, se dio a partir del tipo de cambio que en el 2015 estaba extremadamente atrasado con respecto a la evolución del precio de la hacienda, los salarios y la energía.

Hoy la “industria exportadora”, que en promedio destina más carne al consumo local que al exterior, ha mejorado su situación relativa, no sólo por el incremento en el cambio sino también por el aumento en el volumen faenado, que contribuye a diluir el peso de los costos fijos, pero los exportadores, que pagan mejor el novillo pesado y la vaca, no están en condiciones de hacer subir todo el mercado de hacienda, el cual está segmentado.

El 87-88% de la demanda sigue siendo de los consumidores domésticos y éstos están mejorando su poder de compra de manera muy lenta, y después de una pronunciada caída. El consumidor, además, tiene a la hora de comprar “carne” una oferta de carnes sustitutas o alternativas, que nunca tuvo tanto en volumen como en precio.

Frente a una inflación que en el último año fue cercana al 25%, los precios del novillo en Liniers (diciembre ‘17/diciembre ’16) crecieron un 16%, los precios del novillito (350-390 kg) un 17,4, los del ternero un 14,7% -la categoría que menos subió-, la vaca gorda lo hizo un 21,7% y la vaca conserva buena subió un 23,8%. Los precios de estas dos últimas categorías reflejan claramente la fuerza de la demanda china y la mejora en el tipo de cambio, por la concesión de reintegros.

Si bien en las últimas semanas del año la demanda china, fuertemente concentrada en la carne de vaca, perdió fuerza, al pasar el efecto “año nuevo chino”, en septiembre-noviembre los principales productos de exportación a ese país (garrón y brazuelo, tortuguita, “golden-coin”, vaca en manta o en cortes, delantero, toro, trimmings) experimentaron una interesante mejora en los precios FOB, que en su momento se calculó entre el 5 y el 7%.

Salvo el caso de la vaca, muy demandada por China, y el novillo pesado, que sigue muy escaso, el resto de las categorías, las de consumo definido, sufren todavía el pico estacional de oferta, atrasado este año por las inundaciones de agosto-octubre, a octubre-diciembre. Se espera que esta superoferta de hacienda de consumo, especialmente la proveniente del feedlot, empiece a ceder a fines de enero o principios de febrero.

La situación forrajera comienza a ser muy ajustada en gran parte del país y no debe descartarse que si la falta de lluvias persiste, esto se refleje en la oferta, tanto de invernada, como de gordo.

Durante todo el año la oferta de ganado para faena se ubicó un 7-9% por encima del año anterior, y comenzando el 2018 se abre la incógnita si este aumento de la oferta se estabilizará en los niveles del año 2017, que significaron unas 190 mil toneladas más de carne, o seguirá creciendo, esta vez, sobre los ya altos niveles del año pasado.

Se trataría de otro escalón en la faena, y si hoy tenemos dudas sobre si el stock ganadero está creciendo -se sabrá a fin de marzo-, otro aumento de la extracción, acompañado de los altos porcentajes de hembras en la faena que se están observando, podría llevar a que el proceso de retención iniciado a mediados del 2015, tienda a perder fuerza o desaparecer.

Un nuevo aumento en la oferta de carne vacuna, agregado al continuo incremento en la oferta de cerdo y al altísimo nivel de la oferta de pollo, conspiraría contra una recuperación de los precios reales de la hacienda, que en el 2017 cayeron, en el caso del ganado de consumo un 6% en promedio.

Así las cosas, las dos principales variables a seguir durante el 2018 serán el nivel de oferta ganadera, esto es si se mantiene o si sigue aumentando, y el avance del tipo de cambio en términos reales, que permitirá o no que mejore el poder de compra de la exportación en el mercado local de hacienda en pie.

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