El consultor Ignacio Iriarte comenta qué está pasando con la faena vacuna que en octubre fue la más alta en 10 años, qué rol juegan la exportación y el consumo y qué se puede esperar de los precios de la hacienda para faena.
Una oferta muy alta, que ahoga cualquier recuperación del precio del ganado en términos reales. La faena de octubre, de 1,3 millones de cabezas, es la más alta en diez años; con una disponibilidad de casi 300 mil toneladas mensuales de carne vacuna, alcanza y sobra para un consumo más que abastecido (56-57 kg per cápita) y una exportación cercana a los máximos históricos.
En octubre hay menos vacas (-7%), pero hay muchas más vaquillonas (+38%), mientras que la oferta de novillos, la categoría que más kilos aporta a la faena, crece un 18% interanual. Hay 10% más de novillitos, pero cae muy fuerte la matanza de terneros (-3,34%) y de terneras (-39,4%), una evidencia más de que la ganadería hace ya varios meses ha entrado en un esquema de “más pasto y menos grano”, de más recría y menos corral.
El feedlot, que en octubre ofertó el mismo número de cabezas que el año pasado, tiene un volumen de hacienda encerrada inferior a un año atrás, y ha comenzado a vaciarse aceleradamente, lo que podría acentuar el faltante previsto para enero-febrero. La mayoría de los operadores considera que estos altos niveles de faena no se sostendrán en los próximos meses, aunque no se espera un faltante de hacienda de la magnitud suficiente como para gatillar una suba importante -y sostenida- en el precio real del ganado. Pero también se observa que la creciente e inédita demanda china, y la inminente habilitación de nuevas plantas para exportar a este mercado, terminarán impactando sobre el nivel de precios de la hacienda. China ya lleva de todo, inclusive, de manera incipiente, categorías hasta hace poco exclusivas del consumo interno.
Hace unos pocos años, China comenzó a comprar carne en la Argentina, llevando en un principio garrón y brazuelo (“shink-shank”). Luego incorporó a sus adquisiciones la vaca conserva o manufactura en manta, para poco tiempo después llevar el mismo conjunto, pero en cortes individuales. A principios del año pasado, y para sorpresa de todos -hasta ese momento compraba solo carne muy barata y muy magra-, comenzó a comprar cortes de novillo, tanto de la rueda (nalga, peceto, bola, cuadrada) como del delantero, creando una alternativa inesperada para los cuartos delanteros con destino a Israel. La necesidad de carne, ya en el 2019, llevó a los frigoríficos a faenar vacas gordas con destino a China, luego novillos overos, continuando con novillos sin caravana U.E., y hasta vaquillonas pesadas. En las últimas semanas, y con el mercado chino ya representando el 22-23% de todo lo que se faena, se ha sabido de plantas que han comenzado a faenar novillitos livianos, que si bien estarían a priori lejos de lo que demandaba originalmente el mercado chino, sus cortes -a precios mejorados- están teniendo aceptación por parte de los importadores y consumidores chinos.
Ya hay frigoríficos, tanto argentinos como uruguayos, que de manera incipiente están exportando el conjunto (“full set”) de cortes de novillos livianos o entrepesados provenientes del feedlot, en lo que ya ha empezado a ser una alternativa más que interesante a la cuota 481. Hace sólo unos pocos meses prevalecía la idea de que China era un mercado inabarcable, pero para la carne tipo manufactura o para los cortes medios, pero brokers y frigoríficos, nos dicen que en los últimos meses está apareciendo un firme interés por los cortes finos, especialmente de animales terminados a corral. Todo está por aparecerse, y en muchos casos se trata de productos o cortes a los cuales el consumidor chino hasta ahora no tuvo acceso o nunca probó.
Este avance de China, que ya compra todas las categorías de hacienda, incluso las de consumo definido, pone en una situación difícil a los matarifes y abastecedores del mercado interno, a los que no sólo les cuesta competir con el poder de compra de las empresas que exportan a China, sino que ven que su poder de negociación frente a las empresas frigoríficas que prestan servicios de faena ha caído dramáticamente: la mayoría de ellas están haciendo las inversiones necesarias para ser habilitadas para exportación, y muchas otras proyectan ir disminuyendo el volumen de hacienda faenado para terceros, aumentando al mismo tiempo la faena propia con destino a exportación. La situación de los matarifes ya venía complicada por la caída de los volúmenes trabajados y de los márgenes obtenidos, por el encuadramiento fiscal -al cual había sobrevivido la mayoría- y por la caída en el valor de los subproductos. China está cambiando el mapa de los negocios de la carne en la Argentina.