El frigorífico nació en 2010 gracias a la unión de las familias Carrara y Caterina que volvieron a poner en marcha un establecimiento que faena, desposta y que sueña con exportar.
Crédito ALFER
El frigorífico ALFER nació en noviembre 2010 cuando la producción porcina despegaba y gracias al esfuerzo de sus dueños y empleados pegó un salto productivo muy importante.
La firma está en una zona estratégica, se encuentra sobre la ruta 33, entre Pérez y Zavalla, Santa Fe, muy cerca de la autopista que conduce a Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe y eso le permite llegar rápido a grandes centros urbanos lo que le da una importante ventaja competitiva y facilidad logística.
Las familias Carrara y Caterina decidieron unir esfuerzo y comprar un frigorífico que había cerrado y que llevaba dos años. Los nuevos dueños lo pudieron poner en marcha a fines de 2010 y desde el arranque invirtieron capital y esfuerzo y la sangre joven de las descendientes de los fundadores.
Eso les permitió multiplicar por 4 el volumen de faena y los empleados. “Cuando arrancamos tenía no más de 15 empleados y ahora ya somos una gran familia. En cuanto a la faena de cerdos, el promedio en el inicio de la firma era de 3.000 al mes y ahora estamos en 13.000” explicó Leonel Carrara, el hijo de Alberto, uno de los fundadores que conducen los destinos de la firma junto con Raúl y Fernando Caterina.
Para lograr eso desde el arranque se invirtió en remodelar y sumar instalaciones: como cámaras de frío, sala de faena y desposte.
“En el inicio sólo se daba el servicio de faena, luego comenzamos a comprar animales en pie y a vender las medias reses. Luego se incorporó el ciclo dos que nos permitió despostar el animal y así podemos vender también cortes” explicó Leonel quien está a cargo del área comercial de la firma, es decir, en la compra de hacienda y en la venta de carne.
Respecto de la tendencia del negocio dijo que lo ve “con buenos ojos” ya que hay un creciente consumo de carne de cerdos en gran medida gracias a que el valor de esta carne es inferior al de la vacuna y a los cambios que se están dando en la dieta de los argentinos en parte consecuencia de la crisis que complica el poder de compra de los ciudadanos.
En cuanto a los objetivos de la empresa dijo que “un sueño es poder exportar y para ellos lo que vamos invirtiendo es en función de ese objetivo”. Mientras tanto se enfocan en el consumo local: “la demanda viene aceptando la carne y también los precios que en el último tiempo tuvieron un salto significativo, el consumo los puede pagar y al productor le sirven”.
Leonel destacó que en el último mes el precio del capón aumentó 8% en el inicio de septiembre pero ya venía con tendencia alcista. Eso genera preocupación porque se acortó la brecha con la carne vacuna.
“Si el valor de hacienda vacuna no aumenta no podemos soportar otra suba del cerdo porque no lo podríamos trasladar el valor de la carne. Cuando el precio del cerdo se acerca mucho al de la vaca el consumo inmediatamente se vuelca al consumo de la carne vacuna”.
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