Por: Lic Ignacio Iriarte – Informe Ganadero
El consultor Ignacio Iriarte analiza lo que está pasando con la oferta y las restricciones oficiales a las exportaciones y su impacto en los precios de la hacienda. Además se refiere a los cambios en el stock vacuno.
En julio una oferta ganadera sensiblemente inferior a igual mes del año pasado (-10/12%) le pone un límite al retroceso en el precio de la hacienda. Con la limitación de las exportaciones, la cantidad de carne disponible para el mercado local sube unos 5-7 kilos, para llegar hasta los 52 kg per cápita equivalente anual. El precio promedio de la hacienda en los últimos 75 días ha caído un 10% en términos nominales y un 16% en términos reales, lo que significa una merma no inferior a los 10 mil millones de pesos en la facturación mensual del ganado para faena. Los precios al mostrador han subido un 15% desde junio, mostrando cierta estabilidad -con una ligera tendencia a la caída- en julio. Pero esta baja del precio al productor no convence a las autoridades, que ahora se preguntan: para levantar o mitigar el cierre de exportaciones, la baja del precio de la carne ¿debe computarse en términos nominales o en términos reales?
Mientras deshojan la margarita, el país pierde 100 millones de dólares mensuales de ingresos de divisas. El conflicto va a ser difícil de soslayar en los próximos meses y años: una producción de carne estancada o en retroceso, una demanda internacional muy firme en volumen y en valor, y un poder adquisitivo de la población local que no hace otra cosa más que caer.
El problema no es el precio de la carne, es la caída de los ingresos reales de los argentinos. Esto sirve para la carne, el pan, la leche o las tarifas de los servicios públicos. Se abren varios interrogantes para los últimos cinco meses del año: ¿cómo impactará en la producción y comercio internacional de carne la reciente aparición de un brote de peste porcina africana en República Dominicana? La política ganadera del gobierno, ¿se radicalizará si gana las elecciones? ¿Y si las pierde? ¿Cómo impactará la seca que están pronosticando los meteorólogos para los próximos meses sobre la eficacia del servicio de primavera? China, afectada ahora por el covid, ¿comprará grandes volúmenes en el próximo trimestre, cómo hace todos los años? La explosiva difusión de la variante Delta ¿afectará el comercio mundial de carne vacuna? ¿Seguirán los feedlots en Argentina con una oferta sensiblemente inferior (15-20%) al año pasado? Más incógnitas que respuestas.
Stock
Según los registros del MAGyP, el stock ganadero al 31 de diciembre del 2020 totalizaba 53,5 millones de cabezas, unos 943 mil animales menos que a fines del 2019. Esta caída del stock, del orden del 1,7%, no sorprende, pero sí llama la atención tanto una caída muy moderada en el número de vacas (93 mil cabezas, -0,4%) como la notable reducción en el stock de terneros y terneras, unas 650 mil crías menos (-4%) en relación a diciembre del 2019.
Esta merma en la cantidad de terneros, que resulta casi el doble de lo esperado, estaría reduciendo la capacidad de faena y de producción de carne de la ganadería argentina en unas 150 mil toneladas anuales; si se destetan menos terneros, se reduce casi en la misma medida la extracción de equilibrio. Se sabía que el servicio 2019/parición 2020 había sido malo, por la seca del segundo semestre del 2019, pero no se esperaba una caída tan pronunciada en el número de terneros.
Puede haber sucedido que la parición 2020, además de ser mala fue atrasada, y que un número considerable de terneros nació tardíamente (noviembre-diciembre), no se llegó a vacunar y no entró entonces en el registro de stock al 31 de diciembre, para cuya elaboración las autoridades toman en cuenta los datos de vacunación (2ª Campaña anual) contra la aftosa.
En las cinco provincias ganaderas más importantes del NEA y NOA las existencias de vacunos durante del año 2020 cayeron un 4,5% con respecto al año previo. Así, el stock ganadero argentino, que llegó a ser de unos 59 millones de cabezas en el 2007, y que cayó a los 49 millones en el 2010, ahora se ubicaría en 53,5 millones, todavía unos 5,5 millones de cabezas por debajo del máximo alcanzado antes de la intervención K y de las secas 2007-2009. Teniendo en cuenta la política ganadera implementada por la actual administración, parece difícil que el stock bovino se recupere en los próximos años.
El potencial de daño de la política ganadera K es hoy inferior al que tenía hace quince años: actualmente la escasez de carne y la consecuente suba de precios están a la vuelta de la esquina. En 2005 la producción de carne vacuna por habitante era de 83 kg, y ahora es de solo 66 kg; hay menos riqueza para destruir, el piso estaría más cerca. Traslados También según el MAGyP, en el primer semestre del año se “trasladaron” 5,8 millones de terneros con destino a invernada, cría o engorde, un 5,1% menos que en igual período del año anterior. También en el primer semestre del 2021, se envió a los feedlots un 20,2% menos terneras y terneros que el año pasado.
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