Por la sequía sigue ingresando hacienda a los corrales. El reporte de la Cámara de Feedlot indica que en diciembre el encierre creció 2% respecto del mes previo y 4 puntos porcentuales con relación un año atrás. Las pérdidas económicas siguen altas.
Por la sequía que, dinamitó la oferta de pasto, siguió creciendo el ingreso de hacienda en los feedlots, lo que garantiza que en los próximos meses haya un buen abastecimiento de carne en el mercado doméstico cuyo poder de compra está castigado por la inflación.
De acuerdo con los datos relevados por el Senasa en los engordes a corral hay 1,6 millón de cabezas de las cuales el 85% corresponden a categorías livianas como novillitos, vaquillonas y terneros/as que tienen como destino el consumo interno.
Apenas 15% son novillos y vacas, categorías que tienen como destino la exportación y que están faltando en el mercado lo que impulsó sus precios en las últimas semanas.
El nivel de ocupación de los corrales es alto. En el verano suelen vaciarse, aprovechando la menor oferta de invernada y los altos calores que complican el engorde para hacer los trabajos de reparación y preparado de la infraestructura de cara a la siguiente zafra.
Pero este año la cuestión es bien diferente. La seca obliga a más encierres porque no hay pasturas donde recriar o retener, eso eleva el stock de animales en los engordes intensivos.
Según el reporte mensual de la Cámara de Feedlot en diciembre siguió entrando hacienda a los corrales y se llegó así al 60% del nivel de ocupación, casi 2% más que en el cierre del año y 4 puntos porcentuales más que en enero de 2022.
También son altas las pérdidas económicas para este eslabón de la cadena ganadera.
Los novillitos y vaquillonas no superan los 340 pesos el kilo vivo, hacienda que debería valer cerca de 500 pesos si el valor de un año atrás hubiera tenido la actualización por inflación correspondiente.
Por ahora la mejora interanual es de sólo 30%, por lo que la esperada suba de precios no sería más que un recorte de la brecha con la inflación que tiene la economía argentina, es decir, la famosa recomposición de valores, pero no serían incrementos reales de las cotizaciones.
Los cálculos de la Cámara de Feedlot dan cuenta de que para que el negocio sea viable vendiendo un novillito liviano en 400 pesos, valor inalcanzable ya que no supera los 340 pesos, la invernada debería pagarse 240 pesos, valor muy inferior al que tienen los terneros en el mercado donde no bajan los 350 pesos.
Si a eso se agrega el alto costo del maíz que implica sumar kilos en los que no se gana dinero las pérdidas se sostienen en los 20.000 pesos que llegan a los 40.000 cuando se cuenta el costo financiero del dinero invertido.
(Fuente: bichosdecampo.com)
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