El Grupo Beltrán consolidó en los últimos años una presencia relevante en la industria frigorífica argentina y hoy opera un total de ocho plantas distribuidas en distintas provincias. Tres de ellas están en la ciudad de Córdoba (Novara, La Superior y Busto y Beltrán del que tienen parte del capital accionario), mientras que las demás funcionan en Villa María, San Francisco y Morteros.
A ese esquema se suman una planta ubicada en Catamarca, denominada Natilla, y la más nueva y de mayor escala, situada en Santiago del Estero.
El Grupo Beltrán tiene 2 feedlots, uno en Santiago del Estero con capacidad para 12.000 cabezas y uno en San Agustín con capacidad para 25.000 cabezas. Además posee una planta de procesamiento y refinado de grasas animales y aceites vegetales que es dueña de la marca Dánica.

La nave insignia del holding es el Frigorífico Forres Beltrán, ubicado en la localidad de Forres, sobre la Ruta Nacional 34, a la altura del kilómetro 798.
En ese establecimiento, que fue inaugurado hace 15 años, la capacidad de faena es de 19.000 vacunos por mes. De lo que produce el 40% se destina al consumo interno y el 60% a la exportación.
De lo que embarca a los mercados internacionales, el 70% se destina a China, el 15% es cuota Hilton para la UE y el otro 15% se vende a Estados Unidos dentro de la cuota de 20.000 toneladas sin aranceles que tiene asignada el país.
Maximiliano Morello, CEO del grupo, analizó lo que está pasando con las exportaciones de carne vacuna. Si bien hay una demanda mundial creciente las cuentas para la industria dan mal. “Hace 5 meses que venimos operando a pérdida, esa situación no se puede sostener por más tiempo”, indicó.
Además, la compañía envía menudencias a países de África y comercializa algunos embarques menores hacia Perú y Brasil. También cuenta con habilitaciones para México, Chile y algunas naciones asiáticas, aunque hoy esos destinos no resultan competitivos. “No nos dan el número”, resumió.
Según Morello, la inestabilidad global y los cambios abruptos en los precios internacionales complicaron cualquier estrategia de diversificación. En el caso de México, por ejemplo, indicó que se llegó a avanzar en negociaciones, pero que “aparecieron clientes de Estados Unidos con ofertas muy superiores”. Al comparar valores, señaló que “en México los cortes de la rueda no pasaban de 7.200 mientras que Estados Unidos estaba en 7.800 dólares, había casi un 10% de diferencia”. Esa relación, en un escenario de márgenes estrechos, termina definiendo las decisiones comerciales. “Cuando el número está tan apretado como ahora, no te podés dar el lujo de vender por las dudas”, explicó.
La exportación de carne vacuna atraviesa uno de los momentos más complejos de los últimos años. Morello reconoció que la industria está trabajando con pérdidas sostenidas en sus principales mercados.
“Sí, se está perdiendo plata con la Unión Europea y con China”, afirmó y luego explicó que esas pérdidas llegan a los “300 a 400 dólares la tonelada” en el caso de China tomando como referencia un precio de exportación de 5.350 dólares por la vaca en 6 cortes, si se vende a menos las pérdidas son mayores y pueden alcanzar a los 500 dólares por tonelada.
En el caso de la exportación de carne de novillo a la Unión Europa Morello contó que las pérdidas son de 500 dólares por tonelada siempre que se logre una buena integración del resto de los cortes con destinos como Estados Unidos o vendiendo en buenos precios los cortes de la rueda en China.
La clave, insistió, es la integración completa del animal: “A Europa te va el 9% del animal dentro de la cuota. Vos después tenés que vender todo lo otro e integrar el valor del novillo completo”
La situación de la industria es “crítica y se va agravando porque llevamos un período prolongado en esta condición”.
El CEO del Grupo Beltrán dijo que le parece positivo que los ganaderos tengan buenos precios y márgenes positivos “porque eso se refleja en inversiones que a largo plazo van a significa una incremento de la oferta ganadera, pero en el corto y mediano plazo la situación para los frigoríficos es compleja, no se puede perder tanta plata durante tanto tiempo”.
En cuanto al mercado interno, el diagnóstico tampoco es optimista. Aunque no se registran pérdidas como en la exportación, los márgenes son extremadamente bajos. Además advirtió por el crecimiento de la venta informal de carne.
“El consumo interno es un negocio que año a año va perdiendo kilos por habitante. Y con el último aumento significativo del precio de la carne, está acusando un nuevo golpe”, describió. A ese escenario se suma un factor que Morello marcó con preocupación: la informalidad creciente. “Competir con la informalidad es muy complicado”.
Según explicó, la falta de controles contribuye a que crezca la oferta en negro y eso distorsiona el mercado. “Cuando hay esas situaciones en las que se encarece un producto mucho, se favorece al mercado ilegal. Y si no hay controles, más fácil todavía”, sostuvo.
Así, el escenario actual muestra una industria frigorífica atrapada entre precios internacionales deprimidos, escasez de hacienda y un mercado interno deteriorado por la informalidad, mientras las empresas intentan sostener la actividad sin poder revertir meses consecutivos de resultados negativos.
Crédito: Bichos de Campo y Grupo Beltrán




