Fernando Gil, analista del sector ganadero de la consultora AgroIdeas, trazó un balance muy positivo del cierre del año para la actividad pecuaria y dejó definiciones contundentes sobre lo que viene para 2026, un período que —según su mirada— estará marcado por la escasez de oferta y precios firmes.

“Es un año como para ponerle la firma, sobre todo en producción. Pocas veces se ve que todos los eslabones del sector primario estén con números positivos, trabajando bien y con buenas perspectivas: la cría, la recría, los encierres y el engorde a corral”, señaló. Gil remarcó que la ganadería atraviesa “precios históricamente altos y buenas rentabilidades”, lo que lleva a pensar en “un quiebre, una nueva era de la ganadería, con nuevos niveles de precios”.

Según explicó, la firmeza actual se apoya en el escenario internacional: “Hay muy buenos precios en el mundo, eso le da solidez al mercado interno. Si analizamos los valores en dólares o en pesos constantes, estamos cruzando líneas de hace 15 años y vemos precios entre 15 y 25% por encima de los promedios históricos, dependiendo de la categoría”.

En ese contexto, detalló que la suba reciente fue muy marcada: “El valor de la hacienda gorda se incrementó entre 25 y 30% en los últimos 40 o 45 días. Se adelantó el proceso: en otros años la suba fuerte se daba en diciembre y acá empezó a principios de noviembre”. Sobre la invernada, aclaró que “tocó un techo, bajó un escalón y ahora tiende a acomodarse, pero sigue en valores muy altos”.

Mirando hacia adelante, Gil sostuvo que el factor clave será la oferta: “Estamos en un techo de fin de año, pero si miramos a febrero puede darse otro escalón. Hay una escasez estructural. En los últimos dos años no solo no creció la faena, sino que disminuyó”. En números, precisó: “Vamos a terminar el año con alrededor de 13,5 millones de cabezas faenadas, lo que marca un equilibrio, pero sabemos que los ciclos ganaderos nos dejan por lo menos dos años por delante con faenas bajas y escasez de oferta”.

Esa dinámica, explicó, condiciona a toda la cadena. “Hoy el eslabón más ajustado es la industria. La exportación y el consumo interno están complicados. La industria tuvo que trasladar al productor todas las subas que recibió del mercado internacional para poder conseguir novillos y vacas; si no, no tenía materia prima para trabajar. Eso dejó a muchos frigoríficos con números muy justos o incluso negativos”.