Hugo Domeh es el menor de 12 hermanos que nacieron y se criaron en el campo pero que obligados por las circunstancias de la vida migraron a la ciudad. Cuando él tenía 1 año falleció su papá y eso cambió todos los planes.

A los 14 años empezó a trabajar en una carnicería y a los 24 intentó independizarse. No le fue bien y tuvo que volver a aceptar un empleo en el rubro. La oportunidad le vino otra vez a los 40 años cuando pudo comenzar a armar una red de carnicerías.

Hugo llegó a tener 7 bocas de expendio de carne en la ciudad de Paraná, hasta que decidió avanzar con el armado de un frigorífico ciclo 2. Entonces, puso las fichas en la industria y se quedó con dos comercios.

“En un principio lo que hacíamos era comprar las medias reses y vendíamos la carne, pero cuando se empezó a hablar del cuarteo decidimos adquirir una sociedad y levantamos desde cero el ciclo 2 llamado Adeyan”, contó Hugo.

Eso implicó la adquisición de cámaras de frío, de congelado, y toda la maquinaria necesaria para trabajar la mercadería y la adquisición de 3 camiones para el reparto.

En cuanto al trabajo que realizan contó: “por lo general no congelamos el producto porque la carne tiene una merma de 3% lo que es mucho en este rubro que desde márgenes chicos y mucho volumen. Así que comercializamos los cuartos en fresco. La empresa habilitada por Senasa para hacer tránsito federal”.

Actualmente Hugo se dedica sobre todo a la compra de hacienda mientras que su hijo mayor (Santiago) está a cargo de la administración de la fábrica y otro más chico (Octavio) se encarga del ciclo 2 que cuenta con un equipo de alrededor de 25 empleados que se reparten entre las carnicerías y la fábrica. Además armaron un pequeño feedlot en el cual pueden engordar parte de lo que necesitan para el abastecimiento de materia prima.

“Para mí es un gran orgullo haber poder vivir de lo que me gusta, haber logrado todo esto habiendo salido de tan abajo, y es más grande el orgullo al ver a mis hijos involucrados en la continuidad de la empresa de forma tan apasionada”, contó Hugo.

Crédito: Hugo Domeh