La faena de ganado vacuno muestra en los primeros meses del año una marcha “zigzagueante”: en enero-febrero cayó por debajo del año pasado, para recuperarse luego y ubicarse, la matanza diaria de abril, un 3,8% más arriba que la de abril del 2024.
En los registros de envíos a faena (DTE, SENASA) de enero-abril, se destaca la fuerte caída (-9%) de la oferta de vacas, aunque debe destacarse que de mantenerse esta oferta a lo largo del año la extracción anual (faena/stock) se ubicaría en un 11,5%, unos 0,6 puntos porcentuales por encima todavía de la tasa de equilibrio. Si persiste esta tendencia, entonces, se corre el peligro que a diciembre próximo caiga nuevamente el stock de vacas.
También llama la atención la elevada faena de vaquillonas, categoría cuyo sacrificio crece un 9% en los primeros cuatro meses del año, debiéndose recordar que en el año 2024 -con una matanza inferior a la actual- el stock de esta categoría cayó unas 475 mil cabezas.
En el período 2007-2024 la extracción de la categoría vaquillonas fue en promedio del 41% y este año este cociente apunta al 52%, sólo superado en el período 2007-2024 por el registro del 2009 -año de intensa liquidación-, cuyo valor fue del 55%.
La participación de las hembras en la faena de abril último, que fue del 48,8%, es la sexta más alta desde el año 2011, siempre para el mes de abril.
En el último año que el stock ganadero creció, el 2022, unas 800 mil cabezas, la participación de las hembras en la faena fue del 45,1%. En cuanto a los envíos a faena de novillos, en enero-abril de 2025 sube un 0,8% con respecto al año pasado, mientras que los envíos de novillitos crecen un 3%.
La faena de los primeros cuatro meses del año, con 4,3 millones de cabezas, se ubica prácticamente al mismo nivel que el año pasado. Si esta tendencia se mantiene, el año 2025 podría cerrar con una matanza de 14,0 millones de cabezas. A principios de este año, los pronósticos eran de una caída moderada en la faena, después de dos años de liquidación, pero eso hasta ahora no está sucediendo.